Los cristales rotos que conforman
el cuadro cubista de mi corazón.
El espejo silenciado.
Las gotas de tinta sobre el papel mudo,
que no consiguen gritar
toda la humillación
toda la impotencia.
El sinsonido del llanto
que se vuelve carcajada hipócrita.
Dolor y silencio,
suave armonía de
dolor y silencio.
Coctel de sonrisas diplomáticas
transparencia nula
y una estatuilla a la mejor actriz.
Gritos y desgarros en el alma,
lejos de la carencia de profundidad
que matiza los días de disimulo.
Dolor y silencio.
Suave armonía de
dolor y silencio.
Un cuadro precioso
que no es mas que una mentira,
y un cuadro sangrante
que nadie verá jamás.
Clara Francutti
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