domingo, 24 de noviembre de 2013

Escapando de ti


El año pasó y se aleja
como un soplo de arena
en las manos del tiempo.
La gitana danza 
en un ritual eterno
de alegorías y sinsentidos.
Mientras busco en
mi cosmocarteril universo
el lápiz de labios de emergencias,
mis pies se deslizan
autómatas hasta 
la escalinata,
mis ojos se posan sobre
el reloj.
El año pasó y se aleja
como un soplo de arena 
en las manos del tiempo
y mientras la gitana danza
no me he detenido
ni un solo día,
escapando de ti.

Clara Francutti

Exprimir el alma




Exprimir del alma
hasta la última sonrisa,
maquillando el dolor con carmín rosa.
Aleteando, mariposas ficcionales
merodearán por mi rostro
cada vez que un transeúnte 
se atraviese en mi camino.
Solo el río conocerá mi verdad,
solo al mar le contaré mi historia.
Las gaviotas serán mi consuelo
y mi sueño supremo de evasión,
esperaré al caballero que no existe
sin creer en su llegada
y consolaré a los amigos
ante sus decepciones y sufrimientos,
los animaré con la esperanza 
que no posee alojamiento en mi alma
con el discurso propio 
que nunca compré;
y cuando la última sonrisa 
se haya esfumado...
me iré,
en silencio
dejando huellas inentendibles
y pistas indescifrables,
me iré,
           y seré olvidada.


Clara Francutti

Dichosa


Dichosa

Taparé el sol con mis manos
y me recluiré
en la recámara eterna
de los sueños huérfanos.
Cambiaré mi nombre
y olvidaré mi historia.
Seré la Mara insigne
que no extrañará la vida,
ni la sangre, ni el pálpito.
Caminaré por calles atestadas
me mirarán y me olvidarán,
los miraré y los llevaré conmigo
al destierro de los sin nombre
que una vez amaron la vida
y fueron conducidos, ciegos,
 a las aguas de la muerte.
Pronunciaré tu nombre,
el único, el que fue mío,
y tuyo y nuestro...
Vagaré sin rumbo,
correré sin dirección,
hasta que me mires,
hasta que me encuentres,
hasta que me vuelvas a nombrar;
y reconoceré mi nombre
sin haberlo oído antes,
y seré tuya, y seré mía,
                  y seré nuestra
                                     y seré dichosa.

Clara Francutti

martes, 19 de noviembre de 2013

Ven


Mientras la vida me olvida,
he estrellado la vajilla de pares e
invitado a todos a mi gran fiesta.
Me he deshecho de la soledad a la fuerza,
llenando los días con reuniones y compromisos.
He caído sobre la cama
vencida por el cansancio,
destruida por los quehaceres
hasta las lágrimas.
He comprado hasta olvidarme
de cualquier necesidad y 
visitado amistades hasta altas horas.
También me he enterrado
días enteros en la habitación,
he viajado y he escapado.
Siempre intentando alejarme,
de tí, mi gran carencia...
¿Dónde estás?
¿Has oído de mí?
¿Me extrañas?
¿Me conoces?
¿También me anhelas?
Tantas cosas le pregunto a tu ausencia,
tanto amor escondido,
guardado de tu presencia
¿Dónde estás?
Ya no hay vajilla de a pares,
tampoco tiempo para pensar en tí,
la casa está llena y aún me faltas.
¿Dónde estás?... Ven.

Clara Francutti

Sin título


Los cristales rotos que conforman
el cuadro cubista de mi corazón.
El espejo silenciado.
Las gotas de tinta sobre el papel mudo,
que no consiguen gritar
toda la humillación
toda la impotencia.
El sinsonido del llanto 
que se vuelve carcajada hipócrita.
Dolor y silencio,
suave armonía de
dolor y silencio.
Coctel de sonrisas diplomáticas
transparencia nula
y una estatuilla a la mejor actriz.
Gritos y desgarros en el alma, 
lejos de la carencia de profundidad
que matiza los días de disimulo.
Dolor y silencio.
Suave armonía de 
dolor y silencio.
Un cuadro precioso 
que no es mas que una mentira,
y un cuadro sangrante
que nadie verá jamás.

Clara Francutti

Las esperanzas han muerto

Las hojas se agitan
en las copas de los árboles,
su canto cadencioso
arrulla una lágrima traidora.
Recluida en un rincón  de mi alma
permanecen mis esperanzas
de una vida a tu lado.
Bajo los árboles
que un día presenciaron
mi arrobamiento y mi ingenuidad
me refugio.
Sin poder pronunciar palabras
anestesiada de toda alegría, 
una sobredosis de realidad me invade.
Se extiende por mis venas y 
se arraiga sin piedad 
a los dominios de mi alma.
Impotente escucho los sollozos propios,
las esperanzas han muerto.

Clara Francutti

Susurros


Susurros titilantes
como un verde semáforo
me empujan a la acción.
Una sonrisa, tu sonrisa
grabada en las retinas
de la memoria de mi alma,
me suplica que tenga
piedad con tu corazón.
Sonrío...
He disimulado las heridas y
maquillado las cicatrices,
y al mirarme me has visto
 invencible, soberbia.
Sonrío...
Si supieras hombre
¡Si supieras!
Mi sonrisa también clama.
Mi corazón también pide clemencia.
Tú, hombre,
mi guerrero favorito,
el gladiador que ahuyenta mis miedos,
también eres mi principal temor.
Pero susurros titilantes
como un verde semáforo
me empujan a la acción
y esta vez,
creo que valdrá la pena
salir a la arena y esperar tu protección.

Clara Francutti









Aún permanezco


El sol de desvanece,
aún quedan gotas del último chaparrón;
mis dedos improvisan dibujando formas,
el agua resbala, igual que mis lágrimas,
se desliza lentamente.
Quiero ver el mundo con ojos nuevos.
Quiero el deslumbramiento
de los días a tu lado.
Quiero no perder el aire 
ante el sonido del timbre.
La noche me invade,
ya no hay sombras,
luces tampoco...
Oscuridad.

                                                  Solo quedan las gotas en la ventana,
                                                  y las delgadas líneas brillosas
                                                  en mis mejillas.
                                                  Aún permanezco...
                                                  tratando de encontrarme,
                                                  intentando no perderme.
                                                  Necesito recuperarme para mí,
                                                  entender que aún soy después de tí.
                                                  El sol se ocultó,
                                                  el agua resbala, igual que mis lágrimas,
                                                  pero aún permanezco.

                                                                                  Clara Francutti