Tu amistad duró
el aleteo de una mariposa,
la sonrisa falsa
de un saludo forzado.
Tu amistad fue sol naciente
que tornó en eclipse pasajero,
entusiasmo hipócrita
que amaneció el mismo día
de su ocaso;
cajita de cartón en manos
de un niño sin imaginación.
El corazón abierto siempre
se dispone a la amistad
deja puertas de par en par
esperando nuevos rostros.
Por ello, sin pensarlo... abracé
tu ruido y tu silencio
con paciencia de amiga y
confidente, reí tus risas
y percibí las lágrimas
que escondías.
Pero el atisbo desapareció
y ya no fue posible
compartir tu vida
el silencio llenó el aire y
el vacío fue prevención.
Entorné las puertas
que seguían abiertas
y abrigué mi espíritu
que se sentía helado.
Todos somos ficción...
la amistad nos permite
desprendernos de las máscaras,
comprendo que no pudieras hacerlo...
aún lo lamento.
Clara Francutti